Los Celtas fueron una cultura 
milenaria fascinante, en particular por estar envuelta en un halo mágico, 
una cultura cuyos sabios desarrollaron una compresión de la naturaleza muy 
profunda, a niveles místicos. 
Los celtas atribuían a cada árbol una esencia divina y cada 
planta un espíritu propio con los que se podían comunicar para obtener 
conocimientos, por lo tanto su simbología representa un conocimiento basado en 
las energías de la naturaleza y capaz de cambiarla, por lo tanto sus símbolos y 
amuletos son poseedores una fuerza energética muy
 poderosas, que llegan hasta 
nuestros días con la misma fuerza que en la antigüedad, ya que su simbología se 
ha dispersado por todo el mundo manteniendo vivas sus creencias.
Uno de los símbolos Celtas mas conocidos es el trébol y su 
significado o poder goza de una reputación muy popular en Irlanda, donde fue 
adoptado por el cristianismo en el siglo cinco, por San Patricio, quien basado 
en una antigua leyenda celta relacionó al trébol de tres hojas con santa 
trinidad cristiana, padre, hijo y espíritu santo. 
Los antiguos celtas veneraban al trébol de tres hojas por el 
concepto de la trinidad, hombre, cielo, tierra, igual que la manifiesta el 
símbolo Druida del triskel o triskelion, atribuyéndole el poder del equilibrio 
para todos los niveles del ser. Según el conocimiento antiguo cuando se lograba 
alcanzar el equilibrio, ningún mal puede afectarnos, por ello los sacerdotes 
druidas llevaban con ellos tréboles, amuletos e incluso se marcaban con fuego el 
símbolo en sus cuerpos, algo que realmente demuestra la importancia que le daban 
a este símbolo de la naturaleza. 
El pueblo celta le atribuía a los tréboles un simbolismo de 
abundancia y prosperidad, así por ejemplo cuando los agricultores sembraban 
llevaban consigo tréboles o un amuleto con su forma para que sus cosechas fueran 
abundantes, y mas allá de la creencia, puedes probar de sembrar una semilla 
portando un amuleto con el símbolo del trébol, y para comparar siembra otra sin 
el amuleto en tu cuerpo, podrás observar que el crecimiento y la fortaleza de 
las plantas son muy distintas, te asombraras de este conocimiento ancestral. Y 
como dice el antiguo dicho; yo no creo, pero como que las hay, las hay. 
 

 




