La simbología celta se encuentra envuelta en un halo mágico, cuyo poder ha trascendido los tiempos, llegando hasta nuestros días con la misma fuerza de antaño y entre los símbolos que destacan de esta mística cultura, se encuentra el Triskel, un símbolo que tal vez muchos no conozcan por su nombre, pero que seguro lo han visto miles veces, ya que forma parte del origen de las culturas nórdicas europeas y hoy es de patrimonio mundial.
Los Celtas, eran una de las culturas más antiguas de Europa y se encontraban íntimamente ligados a la naturaleza, puntualmente a los bosques, donde manejaban la energía de todos los seres vivientes, en particular los árboles, en los cuales para
ellos habitaba un dios en cada especie. A los celtas se les debe el origen de la heráldica europea o sea los símbolos que distinguían a la nobleza y en muchos casos a los de la Iglesia.
Para los celtas cada símbolo era capaz de generar energía espiritual purificadora o luz cuyo fin era el de neutralizar la oscuridad que habita en la mente y el alma de los hombres, para de esa forma protegerlos no solo de entidades invisibles o visibles, sino de ellos mismos, para que siempre los ayudaran a tomar las decisiones correctas para el bien común.
El símbolo sagrado celta que se basa en “la triple espiral o Triskel”, forma parte de muchas leyendas celtas envueltas en la magia, la prosperidad, la protección y la salud, por ello este símbolo es uno de los más importantes de la cultura celta, pero además se lo encuentra en otras culturas del mundo como las orientales y en particular la del Tíbet, incrementando por lo tanto su profundo misterio.
El Triskel para los Celtas se traducía en un símbolo de carácter divino, ya que representa la trinidad, donde se representa la unión del cuerpo, la mente y el alma, así como para la cultura China la trinidad representa el cielo, el hombre y la tierra.
El Triskel es el símbolo de la creación que se apoya en la trilogía mencionada y aporta a quien lo lleve, la energía de la creatividad, el equilibrio para la salud y fuerza de la protección general, por lo tanto cuando todo esto se tiene, lo que se puede esperar de la vida es solo prosperidad y bienestar, algo que los antiguos celtas sabían y transmitieron como legado a la generaciones futuras llegando hasta nuestros días.
